¡Hey! ¿Genki?
Siendo fanáticos de la cultura japonesa y de sus productos de entretenimiento audiovisual, ¿cuándo no hemos sido objeto de miradas perplejas al manifestar nuestro pasatiempo?
Camuflarse en una sociedad bastante selectiva no es tarea fácil. Desde que me reconocí como fanática de la animación japonesa, es decir como otaku, descubrí que la palabra en su país de origen es despectiva para referirse a alguien que se obsesiona con algo y por lo tanto se retrae del mundo.
Hemos conocido múltiples animes que han expuesto los prejuicios y las dificultades que enfrentan los otakus japoneses. Ello en el mismo país donde se originan todos estos productos de entretenimiento; si ellos lo tienen difícil ¿te imaginas enfrentar esos prejuicios en el extranjero?.
En latinoamérica a un otaku se le entiende como fanático del anime, manga, videojuegos, cosplay, etc. de origen japonés, probablemente llegan a tu mente diversas ideas al respecto y más de una vez haz escuchado comentarios discriminantes contra la cultura otaku:
“Eso es puro porno japonés”
“No tienes vida”
“Ya estas grande para eso”
Además del típico “vas a morir virgen”
Y es que a principios del 2010 surgió el ataque de medios de comunicación que pretendían exponer a cada una de las tribus urbanas. Entre ellas equivocadamente incluyeron a los otakus, atribuyendo a éstos cada uno de los estereotipos que se les pudieron ocurrir.
Parece que a la sociedad en general le cuesta creer que un otaku pueda camuflarse como persona ordinaria. Personas con una vida sexual activa, actividad física, amistades y una profesión. Dicho de esta manera cualquier persona cuyas aficiones se encuentren dentro de lo “socialmente aceptado” puede tratar cordialmente a un otaku (sin reconocerlo), aún cuando los condene virtualmente.
Con relación a este camuflaje, una encuesta realizada en 2017 determinó que 3 de cada 5 fanáticos ocultan este pasatiempo de su círculo social habitual. Cualquiera que sea su grado de afición, no suelen declararlo abiertamente. Y aún cuando ésta alcance niveles elevados, es difícil verles repudiando a quienes no gustan de la cultura japonesa.
Permitamos fomentar una sociedad poderosa en cultura y diversidad. Dejando de lado los prejuicios y comentarios discriminantes en redes sociales. Finalmente somos personas con toda clase de preferencias y pasatiempos.
¿Cuál ha sido tu experiencia con los prejuicios contra los otakus?
¡GENKI!